AZABACHE
Negro era el potro
negro como el resentimiento,
y lo montaba la rabia
con sus espuelas de plata
Se empinaba como el viento de invierno
tan mojado de ira,
tan insolente como el vozarrón del desprecio
Iba pues machacando las piedras
que un día fueron nobles novias hincadas,
hoy pulverizadas y muertas
tan duras,
tan llanas y descalzas.
Negro era el potro
que la envidia llevaba
que hasta vestida de noche
rajaba estrellas lejanas.
Y así fue este cuento
entre humanos malditos
que creyendo ser santos
persignaron su sombra
sepultándose vivos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario